MASTER UNIVERSITARIO EN SOCIOLOGÍA DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS Y SOCIALES

Metodología: investigación, análisis y evaluación de las políticas públicas
UNA POSICIÓN...

No hay miradas que puedan ver el mundo en su conjunto. Cada uno de nosotros llegamos al mundo constreñidos y limitados por unas coordenadas particulares. A medida que pasan los días y vamos haciendo pasar algunas de las cosas que nos pasan tomamos conciencia de nuestro ser en el mundo. Somos tiempo y somos en el tiempo. Tiempo que es social, que es biológico y que se nos escapa siempre. Somos narración de nosotros mismos, autores incompletos de nuestro propio relato, en un universo de palabras y códigos de lenguaje que se someten a las interacciones inevitables de lo social, de lo humano.

Así las cosas, en mi caso particular, llego a las ciencias sociales condicionado por el paso previo por la filosofía y, en especial, por aquella vinculada a la interpretación de la realidad como reflexión sobre los discursos, metáforas y palabras con las que intentamos aprehender el ser. Esto es, una filosofía que podemos llamar hermenéutica. Y ésta siempre como un quehacer sobre el mundo que se nos impone de suyo, pero del que podemos encargarnos como pequeños productores de significados y realidades.

Las ciencias sociales añaden a la perspectiva filosófica la practicidad de su visión y de su objeto. La teoría, como terreno propio de quien filosofa, se fermenta con la vitalidad de las cosas del mundo de la vida. La validez y direccionalidad de los constructos teóricos del científico social se remite siempre a la lectura adecuada de lo que “las cosas son”. El deber ser se deja para otro momento, preocupa el ser de las cosas del mundo… y, para algunos, del afán de transformación.

Pero como la fenomenología de Merleau-Ponty nos recuerda, —recalcando lo dicho— no tenemos una mirada que sobrevuele la “realidad”. Estamos en posiciones parciales y, por mucho que busquen la objetividad, ha de reconocerse la limitación de nuestro conocimiento. Esto precisamente es lo que estimula a seguir allí insistiendo ante un “estado de cosas” que también insiste resistiéndose a ser atrapada, reducida, explicada.

La propia realidad social que uno va viviendo y sintiendo como producto de voluntades y azares se interpreta de forma muy distinta según la posición y la perspectiva sociológica que se adopta. Cada quién ha de optar. En mi caso, opto por esa vieja corriente emancipadora de las ciencias sociales que sitúa al ser humano como centro, emulando a Protágoras, pero añadiendo la propuesta de Ellacuría, posicionandome en el lugar "epistemológico de los pobres", si se quiere de las víctimas, de los vencidos y no de los vencedores. Y a esta posición quiero incorporar la aportación del enfoque sociocybernético que acentúa la lectura del mundo como una construcción constante de significados dependientes de la subjetividad del observador, de su condición temporal y del sistema donde se ubica. Donde, además, las cosas no suceden sólo por azar.


Depto. Psicología y Sociología. Fac. Ciencias Económicas y Empresariales.
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